Hay modos de estar en el mundo. Andrés Álvarez Ilzarbe esculpe. Más que un modo de estar, un don. Vivir en contacto íntimo con la belleza y atreverse a expresarla. En su caso, a través de nuestro pariente más lejano, la madera. El mismo latido. La promesa de los volúmenes y las formas, las sombras, el tacto.
Contemplar esta muestra de esculturas es todo un ejercicio de reencuentro con la madera viva de un escultor tan diestro y sutil como apasionado.